palmanova



















es tan feo que es bonito...


















-¡Sois todos carne de novela! Quiero que lo sepáis: si consigo algún día ser escritor, todos vais a salir. Sólo cambiaré los nombres, pero tampoco creáis que mucho. Por ejemplo, a Carlos le llamaré el chino, como le decíamos todos en el instituto, para contar la historia del tipo que se pasaba las vacaciones solo en un apartamento de Torremolinos, sin salir ni una sola vez, pidiendo comida a domicilio, jugando a la play station y fumando porros. Para él eso era la felicidad y en casa no podía hacerlo porque seguía viviendo con sus padres a pesar de tener ya 30 años. Y tú, Javier, aunque pases a llamarte Jaime, te reconocerás en la historia de ese hombre majo, simpático, pero perdido y odioso en su seguridad de poseedor de la verdad, de la certeza del bien y del mal, que resulta finalmente repugnante incluso para sí mismo, porque en el fondo sabe que es tan ruin como esos que ha colocado en el bando a eliminar.-
Nunca fue muy normal que un hombre adulto tuviera tantos muñecos y muñequitos, pero desde que Carla le dejó y perdió su trabajo en el periódico ya ni siquiera le importaba que le vieran hablando con ellos. Cuando tuvo que volver a casa de sus padres, lo único que se llevó consigo fueron los malditos muñecos.
Jonny Caracartón