Bastoncillos para las orejas
peusec para los pies
cientonce calamidades por semana
y un ruido de estómago luchando por una buena digestión
a pesar de los pesares
qué le costaba a aquel transeúnte
no morirse aquel día
qué cuesta una cerveza en este sitio de mierda
blando como una sarta de buenas intenciones
un alma desnuda sin amantes
tiritando de rabia más que de frío
de pena más que de soledad
rojos cuadrados en los calzoncillos
y las faldas sin calzoncillos debajo
rojos como la siesta del que no comió aquel día
raros de solemnidad eructando cicatrices
tristes como viejos en la cola del cine
toallas mojadas para las cabezas
zapatillas otra vez de cuadros como las faldas
versos tropezados caídos en la sopa
risas que no lucen porque no se ven pasar
sillas como mulas cargando incertidumbres
granjas de papeles para nada
humores agriados al más mínimo suspiro
caminos dibujados en papel de culo
largos como siempre
pero endebles como cabezas golpeadas cincuenta veces contra el techo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me conmueve tanta tristeza.